"Le dice a Fabio Zandonà que Lorenzo ofreció su música al viento en Bala Bayak. Componía canciones en Afganistán, y por la noche, en el comedor, después de cenar, tocaba. Estaba aprendiendo a tocar el rubab, pero era mejor tocando la guitarra. Lo escuchaba todo el mundo, incluido el comandante. Lorenzo nos había pedido que escribiéramos las letras, porque él sabía escribir las notas, pero el uniforme le había arrebatado la inspiración. Ninguno de nosotros fue capaz de soltar siquiera una frase decente, sólo banalidades, y entonces el intérprete le recitó unos versos de un poeta místico, y Lorenzo se quedó deslumbrado. Una canción decía: El ramo de flores un día dará frutos, el halcón un día deseará ir de caza, pero nosotros hemos aparecido como las nubes y desaparecido como el viento. Tienes que intentar imaginarte estos versos y una voz joven, y el sonido de una guitarra acústica en el crepúsculo del desierto. Me gustaría haber grabado esa canción, para volver a escucharla. Pero a lo mejor ya habéis encontrado sus canciones. Tenéis que haberlas encontrado, en su equipaje... No puede haberlas improvisado así como así, seguro que ha dejado algo. [...]".
Limbo, Melania G. Mazzucco.
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